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En este procedimiento habitualmente denominado «prueba de parche» tomamos partículas sólidas de su muestra de fluido o residuos especiales (por ejemplo, de un filtro usado) y los sometemos a un análisis microscópico. De este modo, podemos determinar el tipo de contaminación existente y verificar el número de partículas identificadas. En caso necesario, estas partículas sólidas o residuos se analizan posteriormente con un microscopio electrónico de barrido para determinar su composición con exactitud.
También se conoce como «recuento de partículas»; se utiliza un contador óptico de partículas para determinar el tamaño y la cantidad de partículas presentes en su muestra de aceite. El tamaño, la composición y el número de estas partículas repercuten considerablemente en el desgaste de los componentes hidráulicos de sus sistemas.
Un alto contenido de agua en el aceite puede ser muy perjudicial para las máquinas hidráulicas y contribuir al envejecimiento del aceite, lo cual conllevaría elevados costes de reparación. Este análisis utiliza el procedimiento Karl-Fischer para determinar el contenido total de agua en la solución analizada en ppm. Si nos proporciona la correspondiente información del fluido hidráulico y su aplicación, también podemos recomendarle valores de funcionamiento seguros.
La conductividad de los aceites minerales ha disminuido con el transcurso de los años, ya que los fabricantes de aceites han perfeccionado sus productos para obtener una mayor performance y respetar las normas medioambientales. A pesar de estas ventajas, la disminución de la conductividad ha provocado que algunos sistemas sean más susceptibles a las descargas electrostáticas. Este fenómeno puede provocar la formación de chispas en los elementos filtrantes y otras partes del sistema, lo que no solo reduce considerablemente el grado de separación, sino que también contribuye al envejecimiento del aceite. A través de esta prueba se calcula el valor de conductividad del aceite en pS/m, a partir del cual podemos sacar conclusiones acerca de si existe o no riesgo de descarga electrostática.
La sigla ICP corresponde a «Inductively Coupled Plasma» (plasma acoplado inductivamente). A partir de este análisis es posible determinar el número de elementos individuales en un fluido en ppm. Esto es muy útil para determinar la causa de la contaminación, que puede tratarse de abrasión del metal u otros motivos. A partir de este procedimiento también podemos determinar el contenido de aditivos en el fluido y su posterior desarrollo, lo cual nos permite observar la velocidad de degradación y recomendar el cambio de aceite.
El análisis se realiza a 40 °C y 100 °C. Es muy importante controlar la viscosidad del aceite, ya que suele considerarse la característica más relevante de los lubricantes. La viscosidad alta conduce a un calentamiento excesivo del sistema y acelera el envejecimiento del fluido. Una viscosidad baja podría significar que sus componentes no están protegidos, lo que provocaría un desgaste excesivo. Si se detecta que se ha modificado la viscosidad de un fluido, es necesario investigar en profundidad cuáles fueron las causas de esta modificación, ya que la performance del aceite podría quedar por debajo del estándar requerido.
La sigla MPC corresponde a «membrane patch colorimetry» (colorimetría del parche de membrana) y mide la cantidad de partículas insolubles en el aceite. De este modo, puede intervenir antes de que se produzca una acumulación perjudicial de barniz y lodo en los componentes críticos. Esto es especialmente importante en el caso de los aceites minerales que han estado expuestos a altas temperaturas o a la entrada de agua, ya que estos factores aceleran el envejecimiento del aceite y la formación de barniz.
Para determinar la acidez de la muestra de aceite se utiliza un valorador potenciométrico. Los ácidos detectados en el aceite indican su envejecimiento causado por la oxidación; las consecuencias son la corrosión y la acumulación de sedimentos nocivos en el sistema. Este procedimiento se utiliza para determinar las variaciones relativas de la acidez en su sistema. Esto es especialmente relevante para los fluidos con base de ésteres, ya que el índice de producción de ácido está directamente relacionado con el índice de envejecimiento del aceite.